A tiempo que la sombra de la silla
muere en la penumbra de la habitación,
mientras la tetera se calienta
y la cortina sucia se rinde
a los suspiros de la ventana oscura,
danzan sueños como marionetas
junto a las letras muertas
por estocada de un escritor.
Versos vírgenes sobre papel añejo,
extendidos sobre la misma mesa
más que vieja
ya agotada
de vigilias llenas de soledades,
inquilinas de hace tiempo.
Repetido
rezan los títulos.
Anónima
se lee en las dedicatorias.
Y bajo cada escrito,
como autor: Conocido.
Está tu silla frente al café servido.
Los sueños ya listos para salir a escena.
La cortina sigue danzando
para la ventana que canta suspiros.
Están los versos,
están las letras.
Está mi compañía
aún sola
mirando hacia la puerta.
No hay muerte mejor para las letras que la que sucede a una vuelta en el ruedo de la imaginación de algún escritor borracho de tanto esperar con la taza en mano. Me gustó... mucho :)
ResponderEliminarEspero pronto compartir con vos un sillón rojo, frente a un chai y un amplio ventanal.