"La vida, como el café: cargada y a sorbos sabrosos"

martes, 25 de enero de 2011

Cadáver Exquisito 24.01.11



El azulejo está frío
rompopon el tambor
no esperes que no sea sarcástico si tus preguntas son tontas
yo no me parezco a ningún nada
y el café lo era todo en ese momento
you're the sweetest taste of sin.


Autores: Malenny Romero, Verónica Vargas, Inghrid Cruz Castro, Georgina de León, Jean Valenzuela y Luis Villavicencio.


Les dejo la primera entrega de un hobbie adoptado por algunos clientes y baristas de Café Kaldi en Chihuahua. Cada vez que el humor y la compañía lo permite, nos entretenemos escribiendo pequeños poemas dadaístas colectivos.


Se los estaré compartiendo por el sólo gusto que hacerlos produce.

domingo, 23 de enero de 2011

Desempolvando: Te amaré en silencio.

Otro texto pequeño que quise rescatar de mi propio olvido es éste. No es que sea muy bueno, pero de aquella época de preparatoria en que fui muy cursi, creo que sólo esto me parece "presentable".

Te amaré en silencio.

Calla. No digas nada.
Te lo pido hoy,
sólo escucha.
Tengo algo que decir.

He pasado horas pensando en ti,
imaginando como sería tenerte a mi lado,
poder verte y pensar:
esa es la mujer que amo y por la que soy amado.

Pierdo el sueño constantemente
y amanezco divagando en lo mismo.
Oyendo el latir de mi corazón que se acelera,
que se escucha más fuerte al pensar en ti.

Mi mente se ha convertido en algo:
un libro que sólo tiene páginas para ti;
para escribir en ellas todas,
todas las imágenes y recuerdo tuyos.

Mi corazón a muerto y vuelto a la vida
tantas y tantas veces a causa tuya.
Muere al pensar en ti
y vive al sentir que mis ojos te miran.

¡Ya no puedo estar así!
Ya no quiero estar así.
No puedo seguir guardando en mi corazón todo esto,
todo lo que siento por ti.

Por eso te pedí un poco de atención
para que callaras y me escucharas.
Quería que me oyeras decirte que te adoro,
que comprendieras mi dolor, mi alegría.

Sólo quería que lo supieras.
No me importa si decides tomarlo en cuenta o no.
Sólo quería que supieras,
que no tenerte solo me causa dolor.

Te dejo a solas pensando
si quieres corresponder este sentimiento,
sea cual sea tu respuesta,
yo, te amaré en silencio.

viernes, 21 de enero de 2011

La ruta hacia el alma.

Hoy me di cuenta de cuatro palabras que viven en mi esencia. Me di cuenta de todo lo que esas cuatro palabras pueden implicar.
Vamos a jugar con cuatro palabras que encontré dentro de mí, pretendiendo que las entiendo cabalmente y que pude atraparlas al vuelo, sólo por el tiempo suficiente para escribirlas. Después, debo confesar, se me escaparon de las manos de la conciencia y volvieron escurridizas hacia algún lugar muy dentro de mí.

Amar - Luchar - Necesidad - Voluntad
La esencia de nuestra alma debe traducirse en la voluntad de amar y
la necesidad de luchar.

Así es como las anoté y como, posteriormente, tomaron un significado temporal complementándose entre ellas para formar una frase más o menos elocuente (sólo lo elocuente que yo pueda ser mientras lo cuente).
Después pensé en la viceversa:

Nuestra alma también se puede traducir en necesidad de amar y voluntad de luchar.

¿Amar qué? ¿Voluntad? ¿Luchar por qué? ¿Necesidad? Y todo siguió complicándose al tiempo que me di cuenta que:

También puede que se traduzca en amar luchar y necesitar voluntad.
 O en luchar por necesidad de la voluntad de amar.
Necesitar luchar y amar la voluntad.
Luchar por amor, con la voluntad de necesitar.

Y tal vez así pueda seguir escribiendo combinaciones y dándome cuenta de que toda y cada una de ellas tienen sentido para mí. El dolor de cabeza, fruto de la desorientación comienza. Pero sigo explorando posibilidades en mi cabeza, una por una, paladeándolas, sintiéndolas.

Tal vez algún día al sumar todas las combinaciones encuentre el mapa real hacia el interior de mi alma.

miércoles, 12 de enero de 2011

Desempolvando: Burbujas

Este es un relato breve, escrito hace ya tiempo y dedicado a Sol: una niña que creía en la magia guardada en la aparente simplicidad de hacer una burbuja.


Burbujas
A Sol.
L.E.V.R

…su aliento cruzó el arito plástico que sostenía de sus bordes la ventana de jabón, y de pronto se había creado la esfera ligera que reflejaba de manera extraña su alrededor.

- Ja, ja, ja. Viste, viste? estaba grandota!! Fue la forma en la que la voz de aquella niña traviesa siguió rompiendo el aire mientras veía caer los restos de aquella burbuja que se desplomó en el aire.

- Me toca! Y el viento que salió, un tanto más torpe, de su boca se introdujo dentro del jabón para poder ver el mundo desde dentro.

Fue así que el aliento del joven viajó empujado por el aire, haciendo círculos en el espacio, manteniendo fija también la mirada cautiva de la traviesa que sonreía divertida.

Y parece que al mundo le gusta divertirse también de vez en cuando, porque la burbuja comenzó a bajar, sin despistar ni un poco, hasta quedar en medio de los dos y pareciendo quedar inmóvil por un momento, sólo lo suficiente para que aquellos se dieran cuenta de que, a través del jabón, podía verse la risa en los ojos del otro. Jeje, ustedes saben cómo es la mente de las personas: puede proyectar tantas ideas como se le de la gana en un solo momento, y más ahora que la sonrisa los dejaba vulnerables al mundo convirtiéndoles en chiquillos. Dentro de la burbuja ya no había solamente aire, pues estaban también sus fotografías, graciosamente deformadas por la magia que puede contener una burbuja. No es la luz que cambia de dirección en el jabón, como les gusta creer a los físicos y a todos sus amigos, no.
Las burbujas fueron creadas por los magos de la antigüedad, esos que viajaban solitarios de aldea en aldea y que, viendo cómo los hombres comenzaban a crear conceptos donde encasillaban las cosas y los acontecimientos, empezaron a regar burbujas por el mundo. Eran redondas, y lo son hasta ahora por suerte, porque  a los magos les enfurecían las cosas cuadradas, porque sabían que los lugares ocultos del tiempo y el espacio sólo podían ser vistas en las esferas… por eso utilizaban esferas mágicas en sus adivinaciones y no los cubos que algún soplador de vidrio, un tanto inepto, quiso poner de moda alguna vez. También las hicieron frágiles, porque no querían mantener el aire dentro de ellas por tanto tiempo que se pudiera aburrir; y porque si las hacían resistentes, los hombres las mirarían por siempre, podrían tomarlas, olerlas, probarlas, hasta escucharlas, y pronto le encontrarían algún uso específico que las condenaría a ser otro de los objetos del mundo material, definidas por un concepto y un uso. Las imaginaron transparentes, porque los magos sólo pueden ver las esencias y esas no tienen color. Además se dieron cuenta de que, siendo transparentes, la gente podría ver la magia que contenían y, a través de ella, ver otros mundos. A nosotros nos gusta pensar que lo que vemos en las burbujas son las cosas comunes, pero deformadas; eso es porque en parte nos sentimos físicos o, por lo menos, somos amigos de alguno que nos ha contado esa mentira (¿Por qué lo harán?).

Afortunadamente, volviendo a lo que estaba pasando con aquellos dos, ellos eran un poco incrédulos y les gustaba pensar que lo que veían era magia verdadera. Nosotros sabemos que no estaban tan alejados de la verdad, y ellos pronto se dieron cuenta de esto, pues el poco tiempo que la burbuja se detuvo entre ellos fue suficiente para que vieran a sus “fotografías graciosamente deformadas” viviendo una vida propia. Pudieron ver a los que parecían sus dobles riendo a carcajadas tirados en el pasto, después los vieron correr uno tras el otro y el otro tras el uno, bailaron también por un rato y se abrazaron. ¡Plop! Cayeron los pedacitos de jabón al suelo pero, esta vez ninguno de los dos los siguió con su mirada pues, éstas se habían quedado penetradas entre sí, viéndose más adentro de lo que pudieron darse cuenta.  Parpadearon casi al mismo tiempo, sonrieron, caminaron juntos un rato, los dos pensaban si lo que acababan de ver era real, lo que vieron parecía muy divertido y debía repetirse.
            El mundo que vieron había quedado detrás, se desvaneció junto con el jabón, y la magia que iba dentro explotó, también en trozos, y calló en el pasto, en las piedras, en algún insecto sin culpa que pasaba por el lugar, pero varios fragmentos habían caído en sus ojos y sus sonrisas, ahora querían volver a ese lugar, o quizás a otro igual de divertido. Mientras se alejaban del lugar todo parecía quedar idéntico a como estaba pero, casi silencioso en la bolsa del pantalón de la traviesa (que algo tenía de maga), se agitaba el botecito con jabón que seguramente los llevaría de nuevo al lugar del baile y los abrazos.


Aquí les dejo su blog: http://www.perdiendomuchotiempo.blogspot.com/

martes, 11 de enero de 2011

El peso de las palabras

Justo detrás de la lengua, debajo de la campanilla, tengo un baúl [casi parece un armario por su tamaño] lleno de letras. Es allí a donde recurro para encontrar las palabras o descolgar frases de las perchas y anaqueles, para luego ir forrando las ideas que se escaparon de la cabeza y que, por su rebeldía contra mí mismo, soy incapaz de devolver a su natural lugar.

Comienza con un pequeño mareo que desorienta mi atención y pone atenta mi tensión. Una sombra, pesada como humo de habano,  baja por el interior de mi nuca y se coloca al fondo de mi boca sin dejar de dar vueltas y provocando algo similar a la nausea. Pero no puedo hacer nada por sacarlo de allí, es escurridizo, casi inmaterial. Por eso tengo que intentar meter la mayor cantidad posible de ese cúmulo entre líneas de tinta. Tengo que cubrirlo con palabras.

Cuando termino formando palabras pequeñas, no hay problema: yo, pluma, burbuja, homeopatía, circuncisión; las palabras encuentran su propio camino hacia fuera. Con las palabras grandes, la cosa cambia: se desliza escurridiza, amor crece hasta atorarse en mi garganta, indiferencia se hunde hasta el estomago, patria arde hasta el corazón, y a nosotros ni siquiera la encuentro. Se me llena la boca, se inflaman mis cuerdas vocales y se entrecorta el aire en su ir y venir; mi desorientación crece, doy un trago de agua o licor sin resultados y la sangre se agolpa en mi cerebro, o en mis ojos, no sé. Empujo con fuerza la patria no amada, la indiferencia de tú por nosotros, nosotros construyendo patria, construyendo amor, la diferencia de nos con otros, los apátridas en el corazón que se atoran entre cuerdas, los amorosos cortando el corazón que tú deslizas. Y todo sigue así mientras me atraganto.

Al final, con resignación tengo que buscar otro cajón vacío en mi baúl-armario y amenazar de muerte a las palabras para que entren -no las quiero matar, nunca lo haría. Aunque ellas pueden matarme a mí, no podría siquiera herirlas a propósito-. Las guardo temporalmente [espero] hasta que con un yo pueda abrazar a , y hasta que la fuerza de pluma logre descubrir a patria para sacarlas de mi boca.

Cierro el baúl con llave y saco un duplicado en la cerrajería junto a mi oficina. Guardo la original en mi bolsillo, y por la noche pongo la otra en el vaso con agua sobre tu buró; tal vez cuando despiertes la bebas por error. Tal vez se quede en tu boca. Tal vez la escupas por error al decir mi nombre. Tal vez vaya a dar a la cerradura del baúl. Tal vez.

L.V.