"La vida, como el café: cargada y a sorbos sabrosos"

sábado, 21 de enero de 2012

Debería ser

Sé que debería ser diferente.
Esto                      eso       
mi mundo,
con sus árboles, sus calles,
los inquilinos que ahora
parecemos más incómodos.
               
No nuestra vida,
                               nuestra estancia.
            No para nosotros,
                               para ellos.


Debería ser fácil
y no lo es.
No se puede vivir a contrapunto
cuando las canciones fueron abortadas.
Las canciones fueron abortadas,
se pudrieron
en la boca del estómago
y los escarabajos estercoleros
que nos infestaron por dentro
siquiera se dignaron
a mirar sus despojos
mientras rodaban sus esferas fecales
por nuestra garganta.

Arriba
                                arriba.
Rueda
                                camina.
Hacia arriba
                                arriba a nuestra boca
y creyendo que hacemos florecer
tosemos y arrojamos.


Debería ser agradable
                y no lo es.
Ahora sentimos al mundo
como lleno de hieráticas astillas
y espinas quirúrgicas.
Nuestras manos ya no ofrecen;
                                orgullosas tampoco piden.
Hemos memorizado sus dorsos,
como hacíamos con las palmas
que ahora sólo miran el suelo,
lejos de nuestros ojos,
ocultando su nueva naturaleza:
la de ganchos y agujas
que creemos del mundo.


Debería ser claro
                y ya no.
Nuestros ojos se volcaron al revés.
Ahora intentan ver
dentro de sus cuencas.
Nos buscan negando,
como madres abnegadas,
 la muerte de su primogénito.


En veces los párpados se cierran
y emulan aquel reflejo
de recorrer la memoria,
guardar y recoger imágenes.

                                Imágenes imaginadas y mágicas
que nos hacen sentir que aún somos
hijos de nuestro padre.


Y seguimos peinando
nuestros mechones
esmirriados, largos
y descoloridos.
Lavamos nuestras muecas
con la misma costumbre
de tantos amaneceres,
                mientras las ásperas manos
nos abren heridas
sobre las cicatrices
secas y purulentas.


Y nos sonreímos en el espejo,

y llenamos los bolsillos de basura.
          
                    Y somos tan ricos,

                     y somos tan bellos.