"La vida, como el café: cargada y a sorbos sabrosos"

domingo, 15 de abril de 2012

Al tiempo no le interesa.

El tiempo no puede nombrarse a sí mismo; tampoco puede escoger -parece raro- cuándo ser. Tal vez no le interesa.

Yo, torpe obsesionado de la letra, lo quisiera nombrar para poder escribírtelo, para que puedas leértelo.

Este momento podría llamarse sencillamente Mañana que sea Ayer. Este momento sería una súplica al tiempo para que hoy decida que ya se llama Mañana y que, aún con este nombre -heráldica promesa- prefiera por simpatía conmigo ser como Ayer que me abrazaste sin pretensión y yo lo entendí.

Al tiempo no le interesa.

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